500 g de filete de pescadilla
1 patata
1/2 manojo de perejil liso
1 cebolla
1 limón
sal
pimienta
50 g de pan rallado
150 g de harina
2 huevos
50 g de cúrcuma molida
50 g de comino molido
50 el de aceite par freír
Salsa de tomate:
100 g de tomate concentrado
1 cebolla
4 dientes de ajo
5 el de aceite de oliva tunecino
30 g de pimentón dulce
30 g de comino
4 o 5 ramitas de perejil
sal
pimienta
Pele la patata, córtela en cuartos y póngala ha hervir. Escalde los filetes de pescadilla 3 min a fuego lento o cuezalos al
vapor.
Pele la cebolla y córtela en daditos.
Sofríala en una sartén aceitada.
Cuando esté dorada, espolvoréela de perejil picado y apártela del fuego.
Mézclelo con la espátula.
Desmigaje el pescado y quítele las espinas.
En una bandeja, espolvoréelo de cebolla con perejil, comino, cúrcuma, sal, pimienta, un chorretón de limón y trozos de
patata.
Casque los huevos en el centro.
Chafe con el tenedor una masa fina y espésela con el pan rallado.
Separe la masa obtenida en trozos pequeños y haga las albóndigas.
Aplástelas con la palma de la mano.
Para la salsa, sofría en aceite cebolla picada y ajo.
Añada el tomate concentrado disuelto en agua, el pimentón, la sal, la pimienta y un poco de agua.
Cuezalo 10 minutos.
Añada, al final de la cocción, perejil picado y comino.
Hierva aceite en una freidora.
Enharine las albóndigas, dórelas en aceite.
Retírelas con una espumadera y déjelas escurrir luego sobre papel absorbente.
Ponga un círculo de salsa en el centro de los platos y ponga las albóndigas de kefta sobre hojas de perejil.
Como todos los niños del mundo, los pequeños tunecinos se resisten a limpiar el pescado lleno de espinas y rechazan, en consecuencia,
ese alimento.
Hace tiempo que sus madres han descubierto una treta para hacer que lo aprecien: mezclan pescado desmigajado y patatas
chafadas, añaden huevos para que el relleno se sostenga
al freiría y luego lo moldean en forma de albondiguitas.
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