-Un kilo de langostinos Vannaei crudos
-Una cebolleta
-Perejil y cebollino picados
-Una cucharadita pequeña de mostaza
-2 cucharadas soperas de salsa de soja
-Una cucharadita pequeña de salsa Worcestershire
-6 cucharadas soperas de aceite de oliva virgen
-Un limón exprimido
-Una cucharadita pequeña de mahonesa
-Sal y pimienta recién molida
-2 aguacates maduros
Se pelan los langostinos cuidadosamente –recuperando las cabezas y las cáscaras, que se guardan en una bolsa de
congelación, para otros usos–, se pican en trozos menudos, se juntan en un bol y se salpimentan generosamente.
A continuación, se pica la cebolleta en dados muy menudos, se reúnen en un colador y se lavan con abundante agua, dando vueltas
con la mano. Se aprieta bien la cebolleta, para dejar escapar el exceso de agua, se echa sobre un trapo limpio, se seca bien
y se añade sobre el picadillo de langostinos.
También sobre el mismo bol, se vierten el perejil y el cebollino picados.
Se añaden también la mostaza, la salsa de soja, la salsa Worcestershire, el aceite de oliva, el zumo de limón, la salsa mahonesa
y un golpe de sal y pimienta. Se dan unas vueltas y se rectifica el sazonamiento. Seguidamente, se pelan los aguacates, se
les quita el hueso y se cortan en dados pequeños, del mismo tamaño que los langostinos (esta operación ha de hacerse rápidamente,
para evitar que se oscurezcan) y se van colocando en el bol.
Se dan unas vueltas, para que el aguacate se integre perfectamente en la preparación, y el conjunto se pone a refrescar,
por lo menos durante media hora, en la nevera. Debe quedar con un aspecto cremoso, muy apetecible.
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