- Un kilo de boquerones frescos descabezados y limpios de tripas
- Aceite de oliva de 0,4º
- 8 dientes de ajo fileteados
- Una guindilla cayena
- Sal
Antes de cocinarlos, los boquerones se limpian, destripan y descabezan, se pasan por agua para eliminar restos de sangre,
se secan bien y, sobre un plato o una bandeja, se sazonan.
A continuación, se pone una sartén bien amplia al fuego fuerte con unos dos dedos de aceite de oliva y la guindilla y se espera
hasta que se caliente, pero sin quemarse.
Cuando esté el aceite caliente, se incorpora la mitad de los filetes de ajo, que se dorarán rápidamente, es cuestión de segundos
Sin perder ni un instante, se añade la mitad de los boquerones sazonados (se fríen al menos en dos veces, para evitar que
baje bruscamente el calor de la sartén y se recuezan), dándoles vueltas con una espumadera y dejándolos en el aceite por espacio
de un minuto aproximadamente, dependiendo del tamaño de los boquerones. Una vez fritos, se sacan con la espumadera a un plato
bien empapado de aceite y ajos. Se deja que se vuelva a calentar de nuevo el aceite a fuego máximo, añadiendo una pizca más
de grasa si fuera necesario, y se repite la operación, es decir, se tuestan los ajos, se incorpora el resto de boquerones,
que se freirán en el aceite bien caliente, y se escurren. Los boquerones han de quedar jugosos para que resulten sabrosos
y no se sequen.
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